Dos casos han sido comidilla de la prensa internacional durante las últimas semanas. La denuncia contra el expresidente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, por presunto intento de violación a una inmigrante somalí, camarera del hotel donde él se hospedaba; y el reconocimiento de la paternidad extramatrimonial que hizo el ex gobernador Arnold Schwarzeneger, quien tuvo un hijo con la guatemalteca Midred Baena, la cual trabajaba como doméstica en casa del actor y político


El primer caso hay quienes intentan descalificar a la denunciante y asoman la tesis del complot. Unos apuntan al presidente francés, Nicolas Sarkozy, dado que DSK se perfilaba en la sucesión desde el Partido Socialista.

Otros a factores externos debido a la iniciativa de DSK de crear una moneda internacional de reserva, desplazando así al dólar.

El caso de AS luce menos complejo porque no hay delito de por medio que no se resuelva entre dos, pero el que haya tenido un hijo con su trabajadora le da el toque morboso, sobre todo porque su esposa y la amante salieron embarazadas casi al mismo tiempo. Se suma el dineral que está en juego al ser demandado por infidelidad.

La revista Time ha analizado estos casos desde el punto de vista del ejercicio del poder. ¿Qué lleva a los hombres poderosos a actuar como cerdos?, se pregunta y responde en reciente edición, titulada Sex.Lies.Arrogance (Sexo, Mentiras, Arrogancia).

También ha salido a relucir el amplio expediente en materia de apetito sexual de DSK y no se han hecho esperar las comparaciones sobre cómo abordan los franceses los deslices privados, incluso de sus hombres públicos, frente al escándalo que suelen armar en EEUU por cada cacho que descubren de una figura emblemática, sobre todo si es un político.

En 1994 París Match publicó una foto de la "hija natural" del presidente Francois Mitterrand. La reacción en Francia fue de repudio porque se consideró que la revista violó el derecho a la intimidad del mandatario. Lo contrario sucedió en 1998 en los EEUU al darse a conocer detalles íntimos del presidente Bill Clinton en su affaire con Monica Lewinsky. Se alegaba el derecho de la ciudadanía a ser informada de este aspecto de su comandante en jefe.

¿ Y qué pasa en Venezuela? Excluyendo el condenable delito sexual, aquí es usual que, por un lado, esté la esposa y por el otro, la (s) barragana (s), sin mucho asombro, ni en público,. ni en privado, siempre y cuando las segundas no invadan el espacio de la primera. Francisco Herrera Luque lo retrató muy bien en Los amos del valle.

Las excepciones (CAP, Jaime Lusinchi) han ocurrido cuando "la otra" ha jugado un rol público muy evidente o cuando han querido fregar a uno de los involucrados.

Fuente:http://www.tuultimasnoticias.com/Opinion-Original/Firmas/Politikom---Luz-Mely-Reyes/Sexo,-mentiras-y-poder.aspx