La “muerte” de la justicia

En realidad no sé cómo titular hoy el tema “Justicia”; puesto que por cuanto sé de la historia y de mis ya “once veces siete años en este planeta”; dudo que en el mismo existiera, “eso que quiere decir esa gran palabra, que en realidad no tiene sentido alguno”. Por ello quizá sea de idiotas, hablar de la muerte de algo que nunca nació aquí y menos habitó entre nosotros.
Los dos únicos juicios donde brilló la justicia al máximo, posiblemente ni tuvieron lugar nunca y fueron simplemente dos visionarios, que los trasladaron a los dos libros más editados de la historia del hombre (la Biblia y el Quijote); en uno es la sabiduría de un Juez Rey, el que ante el grito de su verdadera madre, detiene su propia sentencia de dividir al bebé que se disputaban dos mujeres, para que le sea entregado “entero” a su propia madre. En el otro es la sentencia de un “gañán” convertido en juez, que ordena a la “furcia” juzgada, que le devuelva “al cliente” el dinero que aquel pagó por un servicio habitual y por tanto normal en el oficio de prostituta; y el que como sabemos se da en el capítulo en que Cerbantes (firmaba con b) sitúa a Sancho como gobernador de un “ínsula inexistente”; o sea todo fantasía imaginativa, para tratar de demostrar que si la justicia no es rápida, no es justicia; y que a la verdad se llega sin grandes “tochos de papeles escritos” y que no sirven para otra cosa que para enredar.
Era el Maestro Pitágoras el que ajos a sus discípulos decía… “Ahora cuando vayáis por el ml aprobar los estudios efectuados en su escuela, en la que enseñaba simplemente a ser “hombres y mujeres”, en los conseundo, ved donde os asentáis; si entráis en una república donde abogados, jueces y médicos, son muy abundantes; continuad vuestro camino y no quedaros allí, pues allí tanto las cosas del alma como las del cuerpo van mal” (cito de memoria). Dos siglos antes un rey sabio, ya dedujo y dejó para la posteridad la siguiente sentencia: "La ley es como una red que atrapa las moscas y deja pasar a los pájaros". La política se creó para "legalizar" la corrupción. (Anacarsis. siglo VII a.C.)
A la vista de la ya larga historia del “homo sapiens”, las cosas no cambiaron, sino muy al contrario, puesto que la vida ya es “simplemente un pleito inacabable que se empieza cuando se nace y solo acaba cuando ya has muerto”. Y hoy pienso, deduzco y escribo así, por cuanto acabo de leer, lo que sigue, en un modesto periódico local que incluso se entrega gratuitamente; pero en el que encuentro uno de los mejores espejos de la vida actual, en el planeta en que nací y vivo; puesto que si esto ocurre en España, de forma parecida ocurrirá en vete a saber cuántos rincones planetarios más, donde ya “la burrocracia imperante es asfixiante cuando no mortal”.
“La decisión de la Audiencia Provincial de Sevilla de declarar prescritos los delitos de presunta prevaricación y malversación de fondos públicos que la juez Alaya imputó en el caso de los ERE a dos empresarios de la Sierra Norte de Sevilla, por haber pasado más de un decenio desde que percibieron las subvenciones de la Junta hasta que fueron imputados abre la puerta a más prescripciones entre los 200 imputados en el mayor escándalo de la historia reciente de Andalucía. De hecho la sucesora de Alaya, la juez María Núñez, ha acordado posteriormente el archivo de la causa contra doce imputados más, dado a que han pasado quince años desde la apertura de las investigaciones. Y se estima que todavía queda por investigar el 60% de los casos. La polémica está servida”. (Diario VivaJaén 21-3-2016).
En el mismo diario y en la misma hoja del mismo, un abogado que es columnista del periódico, dedica su columna a relatar un extracto de la odisea de un letrado en “La españa actual” (adrede con minúscula) para actuar con el aparato a que los obligan, un invento al que denomina “Lexnet”; y empieza diciendo… “Todo comienza con un mensaje en el móvil “Lexnet abogacía: 1 notificación/ (es) y/o sus adjuntos pendientes de descarga desde su último acceso”. Desde ese momento ya sé…” (Manuel María Caro Romera)… el que sigue con un, “rosario enormemente largo y farragoso” de todo lo que ha de hacer para proseguir el pleito que sea; lo que a mí (lego total en estos asuntos) “se me pone la carne de gallina” al intuir lo farragoso y líos “liados”, que habrán de seguirse, para el final, por cualquier “pelillo insignificante”, han perdido el pleito con el consiguiente daño a tu propia dignidad como profesional y al bolsillo de quién te encomendase el trabajo; deduciendo por mí mismo, que hoy y en España, para dedicarse a la abogacía, o has de ser un lince, un “muy listo de los listos”, o yo que sé cómo calificar todo ello que ya nos afecta a todos los “súbditos esclavos”, de un sistema burocrático que te deja indefenso ante la peor de las indefensiones, cuál es la total o cuasi total indefensión ante “un monstruo que te devora y al que ni conoces la faz del mismo; y el que sólo pretende sacarte tu dinero y tirarte a la cuneta a la primera de cambio”. Inaudito; si esto es progreso… yo debo ser… “monje taoísta o tibetano”.
¿Pero quién o quienes se benefician en concreto de todos estos desbarajustes en que hoy se ha convertido un territorio que al menos en los mapas, sigue conociéndose como España? ¡¡Qué vergüenza haber nacido aquí!! ¿De qué discuten o han discutido un ejército de políticos que como desgracia nos ha caído encima, durante estos últimos cuarenta años… o son cuatrocientos años o más?

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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