Por qué no acaban las guerras “La guerra engendra nuevas guerras”; recuerde usted que lee este artículo, si alguna vez y desde que aprendió a pensar, ha faltado la guerra en este perro mundo; así y como si se ha documentado sólo un poco, habrá podido sab

Por qué no acaban las guerras

“La guerra engendra nuevas guerras”; recuerde usted que lee este artículo, si alguna vez y desde que aprendió a pensar, ha faltado la guerra en este perro mundo; así y como si se ha documentado sólo un poco, habrá podido saber que el siglo más sangriento y devastador de toda la historia del “mono humano”, ha sido el pasado siglo veinte; donde se llegó hasta convertir grandes ciudades en “hornos crematorios en su conjunto”; y no, no sólo las más famosas Hiroshima y Nagasaki, no, antes de ellas y en otras partes del mundo, fueron incendiadas “con bombas incendiarias”, otras muchas ciudades mayores y menores, en todos los frentes de batalla puesto que se generalizó el mayor de los crímenes de guerra, o sea, el masacrar y a conciencia a la población civil que como insectos, fueron “quemados vivos”; sí, no sólo fueron los otros criminales de los “hornos nazis”; hubo muchos criminales que no fueron juzgados en Núremberg, ni en ningún otro tribunal de verdadera justicia… y por cuanto sigue ocurriendo últimamente con el criminal Wladimir Putin y sus masacres en Ucrania, todo va a seguir lo mismo o peor, por cuanto no es solo el instinto criminal de “muchos monos humanos”, sino lo que es peor aún, la insaciable avaricia que los domina y que los deshumaniza hasta grados de infinita repulsión, incluido el asco vomitivo consiguiente; pero como “bestias de la peor clase ya son insensibles a todo lo que no sea su orgullo de caudillos cobardes en extremo, puesto que matan y masacran tras sus seguros, resguardos donde no les molestan ni las moscas”. ¡Pobre Humanidad y su maldición de una especie de autodestrucción constante y que se acelera cada vez más!

Cuando hoy escribo, llama mi atención la siguiente noticia. “El gasto militar mundial se desboca en el último lustro y entra en una espiral de rearme con la guerra en Ucrania: Los presupuestos de Defensa no han escatimado en gastos. Sobre todo, entre las grandes potencias. Incluso en periodos de crisis. Desde el 'tsunami' financiero de 2008 se han empleado 26,2 billones de dólares (la suma de los PIB de EEUU, Japón y España) en rearmar sus Ejércitos. Recursos que, lejos de remitir, van a intensificarse en los próximos años. (Diario “Público” 22-03-2022)

¿Por qué éste derroche en gastos de guerra que al final son montañas de chatarra que polucionarán aún más este ya podrido planeta? Sencillo, “el negocio de la guerra es el más rentable para quienes lo emprenden en favor de sus intereses más groseros y terribles y que yo sintetizo como los que producen “la panza y el bolsillo”; todo lo demás que nos digan para justificar tan horrendos crímenes, es mentira, totalmente mentira. La guerra siempre fue un negocio material y es lo que sigue siendo hoy”; las soflamas, parafernalias, uniformes, banderas, discursos patrioteros y todo lo demás, en conjunto es simple “bazofia para desorientar a los idiotas”. La guerra es lo peor del “Apocalipsis” y que el gran escritor que fuera Vicente Blasco Ibáñez, supo retratar en su gran obra literaria como; LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS; Publicada en 1916, en pleno horror de la «Gran Guerra», Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) representó con singular acierto en Los cuatro jinetes del Apocalipsis las distintas fuerzas, intereses y mentalidades cuyo enfrentamiento llevó a la primera conflagración mundial. Obra que recomiendo leer y recordando que después volvió otra guerra aún mucho peor, que conocemos como “la II Guerra mundial” y la que en realidad aún o ha acabado, pese a que oficialmente lo hiciera, tras las masacres atómicas de 1945 en Japón al que rindieron por ello, puesto que los nipones y hay que decirlo con rotundidad, ya habían llegado a un fanatismo suicida tras sus muchas atrocidades en igual guerra pero fuera de su territorio; y posiblemente y por ello mismo, los norteamericanos, no tuvieron otra forma de acabarla que destruyendo atómicamente las ya mentadas dos ciudades japonesas. Pero aun así, Japón no renuncia a ser potencia mundial en armamentos modernos; o sea que sigue “la locura armamentista y la que se alimenta constantemente”.

Por todo ello y hoy mismo, donde “las bolsas de negocios están de capa caída”, son las industrias del armamento y pertrechos de guerra, las que más han subido de valor y sus acciones están por las “nubes” y sigue subiendo. Imaginemos pues, lo que les esperan a los que sigan viviendo (yo como ya muy viejo espero y afortunadamente, estar muerto a no tardar mucho) puesto que no van a faltar nuevas guerras, las que ya se preocuparán de forzar, el mayor negocio del mundo cual sigue siendo, la venta de armamento y pertrechos de guerra.

Y pensar que hay que cambiar las directrices mundiales y acabar con todo esto, es soñar despiertos; puesto que los que dicen ser, “líderes” (pobrecitos, dan lástima) tanto militares, como religiosos, sociales y “otras yerbas”, siguen en sus parafernalias y mentiras, en vez de y por ejemplo, ir imitando a los países que ya ni tienen ejército, tales como Costa Rica, que lo tienen suprimido constitucionalmente y hace ya mucho tiempo; por lo que hay que felicitarles efusivamente, puesto que ese es el camino a seguir. Y ello es imprescindible, por tanto alguna vez, habrá que pensar en un verdadero y nuevo: “ORDEN MUNDIAL”, que sea capaz de organizarse y sólo CON PALABRAS; de verdaderos hombres y mujeres, dignos de así ser denominados.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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