A días de las elecciones la política pos triunfo de Cristina Fernández en materia de medios de comunicación amenaza las inversiones hechas por medios independientes y acrecienta una ola de subsidios a amigos del poder que son fuente de pérdidas de libertades y nuevos focos de corrupción.

Televisión digital se necesita pero no que paguen los contribuyentes. Ver más imágenes»
por JORGE HÉCTOR SANTOS

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). La compra/fuga de dólares no corresponde como se quiere hacer creer a las características inherentes a un período preelectoral, donde el triunfo de de la actual presidente está descontado y por un inusual margen; sino a la falta de certeza que existe en el país por parte de quienes deberían invertir esos capitales en sectores productivos, de servicios y así crear nuevas fuentes de trabajo (empleo).

Dentro de este panorama y con le imperiosa necesidad de quitar subsidios en energía, en transporte porque las cuenta fiscales no cierran, lo cual significará mayor inflación y demandas salariales; la famosa Ley de Medios (o ley anti-Clarín o Ley del Pensamiento Único) tal como lo indicó Urgente24 incluye licitar en noviembre de este año 220 nuevas señales digitales de TV que deberán incorporarse a la grilla de los cableoperadores.

Además de esto el Ejecutivo nacional desarrolló con la Televisión Digital Terrestre (TDT) otro paquete de señales, 15, todas gratuitas en HD con un codificador que ya tienen, al menos así se anuncia, 700.000 hogares.

Cuántas señales de TV admite un país como la Argentina donde los recursos publicitarios son escasos no solo para hacer viable la explotación de un canal de TV con sus finanzas equilibradas sino también para producir programas propios, muy pocos. Mucho más si se impide transmitir en cadena la grilla de canales líderes que atienden primordialmente la capital federal y el GBA donde se concentra la mayor parte de los habitantes del país.

Incluso de los 5 canales abiertos de la grande del país (7, 9, América 2, Telefe y Canal 13) los ingresos publicitarios solo admiten apostar a ficciones a 2 de ellos, el 13 y Telefe.

Los restantes América 2, Canal 9 no realizan inversiones en ese rubro porque no cierran los números; el 9 solo muestra productos enlatados de origen extranjero.

Canal 7 pone en pantalla ficciones nacionales porque necesita premiar a actrices y actores aplaudidores/militantes K, como Florencia Peña, Andrea Del Boca o Gastón Pauls, y porque lo recursos públicos no están bien cuidados y sirven para recompensas por debajo de la mesa.

Por lo tanto, ¿qué empresario no cercano al Ejecutivo que se beneficie del Estado como Electroingeniería S.A. va a invertir en medios? Solo lo harán aquellos que saben que recibirán por derecha o por izquierda la cantidad de dinero del gobierno necesario para vivir de subsidios y así invertir en productos cuyos números nunca cerrarían si tuvieran que arriesgar capital propio.

¿Es serio, entonces, suponer que esto es posible? No, y lo que es un despropósito adicional es que el gobierno tiene un déficit fiscal que lo lleva irremediablemente a tener que cortar subsidios mientras que otros nuevos se crean y estos son, como se sabe, más focos de falta de control estatal y corrupción.

Este es un aspecto de tantos otros desgraciados avatares que vivirán los medios independientes de comunicación que verán cómo sus inversiones hechas corren peligro de expropiación directa o indirecta (por conversión en un mercado inviable áreas geográficas que eran propicias); el famoso apriete que tanto miedo a expresarse ya provoca y que luego de las elecciones muy probablemente se acreciente aún más.

La falta de libertad de expresión que en forma disimulada se viene imponiendo en un país donde se vota con el bolsillo y se sufre perdiendo derechos esenciales.

Un camino propicio y totalitario para emprender el derrotero de la “Cristina eterna”.