Inmigración, invasión, miseria, explosión En las fechas en que escribo, aquí en Andalucía, se producen hechos que por lo repetidos, son lo preocupantes que deben ser. Los propietarios de invernaderos de Almería; conjuntamente denuncian, que en un munici

Inmigración, invasión, miseria, explosión

En las fechas en que escribo, aquí en Andalucía, se producen hechos que por lo repetidos, son lo preocupantes que deben ser. Los propietarios de invernaderos de Almería; conjuntamente denuncian, que en un municipio de aquella costa, que curiosamente fue catalogado, como, “paraíso o bien mundial para la humanidad” (o cosa así designada por la ONU); en un espacio “cosido por invernaderos”; pululan varias docenas de, “infectos poblados de chabolas”, donde malviven, cantidades enormes de esos emigrantes, que algún día llegaron a estas costas, de la forma “en que llegan la mayoría y a quien nadie llamó”; y los que sobreviven hacinados, contratándose de la forma que pueden o les dejan; muchos fuera de la ley y cobrando menos de lo que esta marca; todo lo cual preocupa a esos propietarios de invernaderos, los que con la suficiente inteligencia; “previenen que allí se está formando un polvorín que algún día estallará”.
En esos mismos días, un nuevo asalto a la frontera de Ceuta con Marruecos, entran violentamente otros ciento cincuenta o más, negros africanos, que se muestran muy contentos con pisar, suelo español “y europeo”, donde y como viene ocurriendo, se verán “más o menos seguros”; pero que en general vienen a aumentar el problema que antes refiero; y que ya en la provincia de Huelva, en los invernaderos de la fresa, han ardido varios poblados chabolistas (que se construyen principalmente con desechos de materiales plásticos) y que si bien no produjeron víctimas; pero son más avisos de las miserias que se acumulan, alrededor de unas producciones que la economía española considera vitales.
En mi misma ciudad y donde la inmigración es escasa puesto que sólo se produce, cuando la cosecha de aceituna en muy abundante y lo que como máximo dura alrededor de cuarenta días; pero aun así hay lo que se denominan, “pisos patera”; donde principalmente se hacinan, negros africanos, que se buscan la vida como “manteros” (vendedor ambulante de mercancías vete a saber de dónde llegan) o que trabajan, en “dónde y cómo pueden”; o sea similares a los que digo de Almería.
No sé lo que ocurre en otros países europeos, pero por lo que supe en Francia, la última vez que estuve en París; es el mismo París, el que ya está cercado por un cinturón enorme de población africana y también asiática, en la que ya se han producido y se producirán, hechos que sabemos y que no sabemos, pero que imaginamos.
También en estos días y en dirección a Francia, salen de Andalucía, nade menos que más de diez mil andaluces (muchos de ellos de mi misma provincia) para y como hacen desde muchos años atrás, recogerles la uva a los franceses, así como otras diferentes frutas cuya recolección, es ahora; pero eso sí… “Estos andaluces y como siempre, van contratados debidamente y se les asegura paga y alojamiento en sus destinos; y cumplido esos contratos temporarless, vuelven a sus hogares como fueron al marchar; en contratados y legales autobuses, que los llevan y los trean cada año, por cuanto los franceses, saben que son obreros ya especializados y que les son rentables, en la recolección de sus cosechas.º
Por tanto el que esto lea, entienda perfectamente cuál es el camino a seguir para controlar una emigración, que si es necesaria, debemos aceptar, pero con las garantías que ya digo de los obreros andaluces que van cada año a Francia; todo lo demás considero es, ir formando… “Una serie de polvorines que se van acumulando y que alguna vez harán explosión, de forma aislada o puede incluso, que sea generalizada y entonces… ¿Qué?... Señores inútiles políticos españoles y más aún como políticos europeos; es que no quieran darse cuenta del enorme peligro en que están sometiéndonos a una mayoría de europeos, que estamos hasta la coronilla de pagarles impuestos, para que no nos solucionen las cosas a solucionar ¿Dónde está no sólo su vergüenza, sino su propia dignidad? ¿En los discursos y declaraciones idiotas que nos lanzan de ven en cuando? ¿Es que creen que somos idiotas?

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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