¿La libertad?... No existe La libertad no existe ni puede existir; por tanto el político cuando habla de libertad, lo que quiere es “su libertad”; su mayor poder para dominar cuanto más y mejor a quienes aspira a mangonear, que es lo que hoy son los g

¿La libertad?... No existe

La libertad no existe ni puede existir; por tanto el político cuando habla de libertad, lo que quiere es “su libertad”; su mayor poder para dominar cuanto más y mejor a quienes aspira a mangonear, que es lo que hoy son los gobiernos, puesto que “gobernar”, es otra cosa mucho más perfecta y que sólo está al alcance de los verdaderos estadistas y que saben abarcar “horizontes mucho más amplios que la plaga de políticos que hoy nos mangonean; y es claro que me refiero a todos los políticos”.
El único político que al parecer entendió lo de “libertad”; fue el fallecido o asesinado (“para mí no está muy claro lo que le llevó a la muerte”) y luego momificado y que aún lo presentan para veneración a los rusos, fue Lenin; al que se le atribuye, la frase de. ¿Libertad para qué? Frase dirigida a aquellos rusos de su tiempo, la inmensa mayoría campesinos analfabetos y embrutecidos, por sus duras vidas; y por la religión que los dominaba, por esa “sabia resignación que predicaron siempre”.
Yo, ya en, “mi no saber nada socrático”; ya definí ese imposible estado, como… “El estar en una gran cárcel, puesto que inteligentemente, mientras mayor sea la libertad, mayor responsabilidad contraes contra ti mismo; y contra la sociedad”. Y para comprender ello, no hay nada más que saber un boceto histórico de los grandes tiranos que tuvieron y ejercieron, “su libertad como les dio la gana”; a saber, Nerón, Hitler, Stalin y muchísimos otros, “menos nombrados o famosos, que los tres que cito como referencia”.
Por tanto la libertad o no existe, o cuando se hace mal uso de ella, sólo lleva a los desastres de que la historia nos cuenta; o a los individuales que son por lo infinitos, desconocidos salvo los que podemos conocer de nuestro entorno, que alguno habrá siempre y por el mal uso de la libertad del individuo que fuere, a la situación en que terminó.
Pero es que pensando profundamente, la libertad no existe en el Universo y ello se explica fácilmente… “La Luna ha de girar alrededor de la Tierra; ésta alrededor del Sol y éste, igualmente gira o se mueve por fuerzas a que le obligan a rotar en su galaxia; y ésta, igualmente, se está moviendo hacia alguna parte que incluso los sabios especialistas en el tema, no saben fijar.
Dentro de nuestro planeta, igualmente todo “obedece” a fuerzas que lo controlan; empezando por nosotros que, “nacemos y morimos cuando algo así lo dispone”; incluso ni podemos nacer, si no se producen, “las uniones en tiempo y forma que la madre naturaleza dispone”; o sea, lo mismo que el resto de animales o seres vivos que pueblan el planeta, igual a las plantas y árboles y así, hasta la más ínfima forma de vida que ya se descubriera o que aún esté por descubrir.
Me surgen estas reflexiones, sobre la lectura de una conferencia sobre “la libertad” y que pronunciara el pasado siglo, J.A. Livraga; filósofo muy inteligente pero poco difundido y el que recomiendo leer todos sus escritos. Dice así en un corto espacio de la misma.
“La verdadera resurrección del hombre como humanidad, la superación de la crisis, no está en que rebajen el precio del petróleo. Nuestra crisis es una crisis moral, una crisis espiritual, una crisis de falta de fe. Eso es nuestra verdadera crisis. No nos falta petróleo, no nos falta pan, lo que nos falta fundamentalmente es fuerza espiritual. Los hombres con fuerza espiritual, supieron sacar como en la vieja Castilla, de cuatro piedras duras y secas, frondosos vergeles. Los hombres con fuerza espiritual supieron ir sobre pequeñas naves de madera que se incendiaban a cada momento y hacían agua por los cuatro costados, de un lado a otro del mundo. Los hombres con una verdadera fuerza espiritual supieron escribir o supieron dictar a los demás, aunque analfabetos, grandes obras que hicieron La Historia, cruzando los siglos como peldaños. Sócrates era analfabeto, y sin embargo dictaba sus palabras a sus discípulos, y su pensamiento nos llega todavía hoy. Así encontramos en todas las partes, que la verdadera Naturaleza de aquello que nos impulsa es siempre espiritual. Nosotros por medio del espíritu, podemos surcar las aguas. Por medio del espíritu podemos levantar montañas artificiales, fraguar montañas naturales. El espíritu por medio de la voluntad crea la necesidad de un desarrollo en el sentido espiritual. La dignidad es lo que nos verticaliza, lo que nos permite ser diferentes a la bestias. Debemos entonces perseverar en nuestra dignidad”.
Son algunos consejos que este sabio del siglo veinte; dejó escritos para una verdadera pero siempre limitada libertad inteligente, para aquel que sabe adquirirla y luego obrar con toda la responsabilidad que obliga esa libertad adquirida.
Pero es claro que nuestros políticos (todos) están ayunos de lecturas así y a ellos, les sobra y les basta con sus propias y perniciosas ambiciones, que son las que tienen al planeta, tal y como… “lo padecemos”.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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