El recibo de la luz, la silla eléctrica y más cosas “El que mal anda, mal acaba”; esta sentencia de la sabiduría popular, la aplico hoy y a conciencia plena, a la “dislocada” marcha de un mundo o planeta, que globalmente está dirigido por inútiles, irre

El recibo de la luz, la silla eléctrica y más cosas

“El que mal anda, mal acaba”; esta sentencia de la sabiduría popular, la aplico hoy y a conciencia plena, a la “dislocada” marcha de un mundo o planeta, que globalmente está dirigido por inútiles, irresponsables, avariciosos en extremo y todo lo que queramos añadir de “lacras”, que padece ese bicho, que se autotituló “sapiens-sapiens”; y que en realidad es aún peor, que los monos que se nos dice son nuestros directos antecesores; y sepamos que esos monos que presumen de civilizados, preocupantemente, son los que dominan el conjunto de tribus que habitamos el planeta Tierra, pero que lo hacen sólo en su beneficio.

La historia escrita y que sabemos, nos confirma con plenitud todo ello, puesto que “la marcha del mono”, ha sido una serie de caídas catastróficas, seguidas de periodos más o menos cortos de un progreso aparente, para de nuevo caer en fosos iguales o peores; y en uno de ellos, nos tienen metidos hasta el cuello ahora mismo, los que se creen, “los amos del mundo”.

¿Qué estos irresponsables analizan la situación y la encaminan a otros destinos que, como alegóricamente aludo hoy a la silla eléctrica y el tétrico pasillo de la muerte, no nos lleven de nuevo a situaciones ya vividas en el pasado? No, ellos dicen hacer, o mejor dicho, “hacen como que hacen”, pero en realidad cada cual va a lo suyo, sin escrúpulos algunos, buscando sus grandes negocios y todo lo demás no les importa nada en absoluto. Tratan de engañarnos poniéndonos enormes “cortinas de humo” y contándonos de los teatros de catástrofes actuales; caso hoy mismo de lo que ocurre en Ucrania, motivado por una sabandija, que se cree y que en realidad, es; el nuevo zar de Rusia, del que ni su antecesor más sanguinario se le puede equiparar, ni aún aquel, “Iván el terrible, que mató a su propio hijo y heredero, en un momento de ira incalificable”. Pese a lo terrible de ese hecho, como es, deliberadamente, destruir a un país; sus oponentes (en apariencia) califican sus hechos, con la dureza que habría que hacerlos, en todos los “parlamentos” de inútiles políticos que como en general, disimulan, callan y cobran suculentos sueldos y demás prebendas y… “que le den por la retafumba a los ucranianos actuales, que son los chivos expiatorios del momento y como tales, sólo les queda lo que están recibiendo, cargado de todas las hipocresías del mundo mundial”; mientras el tirano, sigue su marcha, puesto que se cree invencible.

¿Pero la tragedia provocada es sólo para Ucrania? ¡No en absoluto!

Ese hecho ha producido calamidades en cadena y que van, desde el que con una economía ya muy ajustada, no ha podido, “encender la estufa este invierno”, por cuanto las subidas astronómicas de la electricidad, lo tienen asfixiado; o como el empresario modesto y que a duras penas puede pagar todas sus obligaciones, unidas a los impuestos ya confiscatorios que le cobra su gobierno, ha visto con desesperación, que el recibo de la electricidad, que alimenta su industria, y que era de un poco más de mil euros mensuales, el último que le presentan al cobro, aparece con un valor de cuatro mil seiscientos (4.600 euros).

¿Cómo han combatido al tirano ruso, los otros (que son muchos) vendedores de combustibles que mueven el actual mundo?; ¿bajándolos de precio para contener las catástrofes en cadena?; ¡No en absoluto! Han hecho causa común con el tirano ruso, y venden “lo que el ruso emplea como arma de guerra”, a precios que el tirano ha actualizado con su provocada escasez; o sea que como los buitres cuando hay carroña, todos acuden a comérsela y cada cual procura llevarse la mejor parte.

Lo he escrito más de una vez, pero la avaricia y el egoísmo incontrolado, no ceden; o sea y en palabras entendibles… “Hoy no es problema solucionar los problemas que necesita solucionar la humanidad, hoy sobra de todo, desde alimentos a yacimientos de energía u forma de obtenerla; pero las actuaciones de “las sabandijas” de la actualidad; y por las “leyes de la fuerza y el acoso feroz”, son las que siguen imperando y de ahí viene todo lo demás.

¿Qué ocurrirá en el futuro si siguen estos hechos de sitio, acoso y exterminio? Pues lo que ha ocurrido en el pasado, entre ellos, “la guillotina francesa y la cabeza de aquel ministro, rodando por las calles de París”, impulsada por las patadas de rabia y venganza, de un pueblo ya enloquecido y que siempre acaba con los que de verdad pueden ayudarle; y aúpan al poder, a nuevos indeseables, que al final, terminan por seguir el camino de siempre, o sea, la terrible razón de la fuerza y nunca llega lo que necesitamos, cual es; LA FUERZA DE LA RAZÓN.

Ya sobran discursos vacíos y hechos hipócritas; o se empieza a gobernar medianamente bien y “a cada cual le llega su parte razonable del bienestar que le corresponde, con arreglo a los adelantos materiales de que se dispone; o de nuevo volverán, las guillotinas, las horcas, y lo que muy bien nos relató Vicente Blasco Ibáñez en su obra, “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”; amén.

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NOTAS: uno de los asesinatos más misteriosos e incomprensibles del siglo dieciséis. El hijo de Iván el Terrible, Ivan Ivanovich, fue asesinado por su propio padre. En un arrebato de ira. El golpe fue preciso y fuerte: el Tsesarevich murió en el acto. ¡También es sorprendente el tipo de hijo que mató Iván el Terrible! El más querido, el mayor, el que tenía grandes esperanzas, porque su segundo descendiente, Fedor, no estaba listo para gobernar el país desde el principio.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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