¿MANTENER O ELIMINAR… LAS URNAS?

No nos engañemos más, el hombre (o ser humano) somos dictador o tirano; ni por asomo la inmensa mayoría nos convence lo “democrático”; pretendemos dirigir como individuo y a duras penas nos sometemos a lo que nos imponga una mayoría; pero y como fuera dicho, el sistema democrático es el mejor o menos malo de los que ha inventado el hombre para convivir en mayor justicia. Pero para ello ha de crear y mantener una verdadera democracia, con sus mecanismos de control, que hasta hoy los mejores o únicos, siguen siendo los que en el S. XVIII dejara escritos Montesquieu; al que el sinvergüenza de Alfonso Guerra siendo vicepresidente del gobierno español, se jactó de “haber enterrado”; cosa que realizaron entre todos aquellos falsos demócratas que obraron como dictadores sin escrúpulos y con ello, acabaron con una incipiente democracia española, que nunca fructificó aquí.
“Montesquieu ha muerto: La frase es ya histórica y se le atribuye a Alfonso Guerra. Según parece, la pronunció en el año 1985, cuando el partido socialista aprovechó la mayoría parlamentaria que poseía para reformar la Ley del Poder Judicial. Se habían cargado la independencia del poder judicial y se jactaban de ello, enterrando a Montesquieu, el filósofo que defendió la independencia de los tres poderes del Estado. El Consejo General del Poder Judicial había sido reiteradamente acusado de corporativismo y los socialistas, “siempre fieles a la voluntad popular”, decidieron que fuese el parlamento quien eligiese a los vocales del Consejo. Una fórmula que, inevitablemente, politizó dicho órgano. El "pacto por la justicia" acometido después por los populares, a través de una fórmula de elección mixta, ni acabó con el corporativismo, ni garantizó la independencia del poder judicial. Es hora ya de resucitar a Montesquieu. Para él, las leyes políticas y su conveniente ordenamiento producen la libertad y la justicia”. Pero si todo es llevado a rajatabla, sin privilegios de ninguna clase.
HOY VIVIMOS EN MOMENTOS CRUCIALES: Las urnas para que vote el pueblo existen desde hace “cuatro días”; antes e incluso durante, lo que ha existido ha sido la ley de la fuerza y el dominio individual o de grupos minúsculos, que es a lo que se está volviendo, o mejor dicho se ha vuelto… por tanto mientras nos dejen votar hay que votar y elegir a nuevos y no contaminados, en la ilusión de que podamos encontrar a esos los suficientemente limpios como para que nos gobiernen con justicia, sino perfecta, sí que aceptable y nos libren de las tiranías que nos han impuesto al amparo de unas falsas democracias, que en realidad vuelven a ser dictaduras cuando no tiranías… aquí en España, va destacando esa agrupación que se ha denominado CIUDADANOS y que a mi entender es de lo poco digno de tenerse en cuenta cuando vayamos a votar… elegidos los que sean, hay que estar dispuestos a “aplaudir o apedrear”, según merezcan y sin contemplaciones; el político no entiende otro lenguaje que el de la fuerza.
Lo que hay que aprender es que a lo largo de la historia, el dominio individual es el que ha imperado y sigue imperando, “bajo los barnices o capas infinitas con que se cubre siempre” y que los que vienen a gobernar con limpieza y entrega son muy pocos y al final, la vanidad o la ambición los ciega y sucumben ellos mismos y de paso esclavizan a los demás; actualmente tenemos a Cuba, Corea del Norte, Venezuela y otros, como ejemplos palpables de las tiranías y donde el pueblo no pinta nada, aunque el resto tampoco “pintemos mucho”.
Que los pocos grados de equidad y justicia a que llegamos en el pasado, los vamos perdiendo a marchas forzadas y que esos pequeños o grandes pasos de verdadero progreso, siempre costaron sangre sudor y lágrimas… y que eso no ha cambiado, por tanto volveremos a situaciones similares si nos dejamos esclavizar de nuevo; de ahí la gran importancia de saber elegir a los que creemos pueden llegar a ser los gobernantes naturales que necesitamos… ¿Qué es difícil y arriesgado… quien lo duda… pero hay otro camino mejor? Mientras nos dejen las urnas para elegir tenemos la obligación y el derecho a usarlas, pero hagámoslo con inteligencia y tras meditar profundamente donde dejamos el voto y por qué lo hacemos.
Anecdóticamente es poco conocido que al primer presidente de los recién constituidos Estados Unidos de Norteamérica (Washington) le ofrecieron elevarlo a la categoría de rey; afortunadamente aquel hombre renunció y fue constituida la república, que nadie entonces, pensaba llegaría a ser la primera potencia mundial a que ha llegado.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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