CORRER, VOLAR: EL HOMBRE QUISO TENER RUEDAS Y ALAS

Sí… Maravillado por cuanto veía y luego pudo analizar cuando ya “tuvo despensa, refugio seguro y su cerebro le obligó a pensar”; inventó la rueda que fue su primera máquina y la que aprovechó muy bien; luego vino milenios después, el motor y al que posteriormente le puso alas; llegando incluso a “volar sin motor” e individualmente como un pájaro. Todo ello no ha servido gran cosa a la humanidad, puesto que a pesar de tanto invento, ese ser humano o las mayorías dominantes, no mejoraron en su mala leche, tampoco en su perversidad, su avaricia y sus deseos de convertirse en pseudo dios todo poderoso y que domine como tal todo lo creado; e incluso, con pretensiones de crear por su cuenta cosas asombrosas pretendiendo la inmortalidad: pobrecitos los que así piensan invadidos por esa sed de “tener más”, no “ser más”… para atemperar a la humanidad, que en realidad sigue siendo un juguete al servicio de esas minorías de simples canallas.
Así se llegó “a lo que parecía él no va más”; o sea el tener un vehículo a motor para uso individual y con el que se pretendió, dar libertad infinita a quienes en definitiva pasaron a ser esclavos del “nuevo juguete”; ello lo logró un famosísimo norteamericano, que en pleno éxito y ya riquísimo en dólares, dio un discurso que sigue teniendo pleno valor, puesto que profetizó así:
MALDICIÓN DE HENRY FORD : En 1927 y una vez decidido a dejar de fabricar su “famoso modelo T, por anticuado”. En asamblea en la que convocó a todos sus trabajadores, pronunció un discurso sobre el futuro y en él manifestó lo siguiente: “Ahora que hemos conseguido sentir al hombre la necesidad de ir en coche, debemos hacérselo cada vez más refinado y atractivo para que siga deseándolo; y sienta ilusión por cambiar su automóvil por otro nuevo modelo, lo que permitirá la indefinida expansión de nuestra industria”.
¿Fue profecía o maldición?, ¿fue una ventura?, ¿o una desgracia?
Posteriormente “el veneno” pasó a Europa y en ella fueron los dictadores más execrables los que se preocuparon de que el obrero tuviera “coche propio”; así surgieron los siguientes “logros para el proletariado”:
En la Alemania de Hitler, es éste el que encarga a Ferdinand Porsche, el famoso (aún se vende como gran coche actualizado) “Volkswagen Escarabajo”, el que ya tiene antecedentes de otros tipos que el ingeniero viene estudiando desde 1932; y en 1938 surge este automóvil de cuatro plazas, destinado al proletariado alemán, al que igualmente se le empiezan a estudiar “lugares económicos” para sus vacaciones.
En Italia es Mussolini el que con la colaboración de Fiat, procura modelos económicos para “los trabajadores y proletarios del pueblo italiano”; destacando entre ellos el modelo “Balilla” y al que le siguieron otros más; que incluso hoy modificados se siguen fabricando: Recordemos que Franco también se preocupa de ello, con el archifamoso “Seat 600”, el Renault 4-4, éste último de patente francesa.
En Francia se inventa el también el igualmente famoso “Citroen dos caballos”, el que para mayor economía, se empieza a fabricar con un solo faro; pero el que ya perfeccionado y con su economía en todos los sentidos (yo he viajado muchos kilómetros en uno tipo furgoneta) su estabilidad y dureza, fue una herramienta de trabajo así como de transporte familiar económico por demás; no explicándome el por qué no se sigue fabricando.
Incluso en la más “rancia, monárquica y clasista Inglaterra”, mucho más tarde le fabrican al pueblo, su “Mini Morris”, que resulta un gran automóvil y el que en la actualidad se ha revitalizado, por todas sus grandes ventajas.
Hasta en India, ya fabrican automóviles muy económicos y que amenazan invadir el mercado europeo, puesto que la república hindú, es hoy una gran potencia, si bien sigue siéndolo en “miseria y manteniendo en ella a sus intocables”.
¿Por qué este enorme auge del automóvil? Sencillo; sobre “sus cuatro ruedas” se ha desarrollado el brutal consumo que ahora ahoga incluso el futuro desarrollo mundial; sobre el mismo vehículo, se cargan infinidad de impuestos incluidas las confiscatorias (por abusivas) multas por las infracciones del tráfico; o sea, que la vida actual se sostiene sobre las “cuatro ruedas” que le facilitaron en principio, a quien a lo sumo sólo podía ir en bicicleta; y es claro que ese “desarrollo” ya no se puede detener, aunque se siga aumentando el envenenamiento que todo ello lleva consigo… Y muchos matrimonios prefieran en vez de tener hijos, tener dos automóviles, un perro o un gato.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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