Vivimos con venenos inoculados y más que tendremos Mi artículo no trata de, “meter más miedos que los que cada cual tenga o tengamos”; pero conviene conocer la realidad y difundirla como tal. Hace ya mucho tiempo que leí que los humanos de entonces, y

Vivimos con venenos inoculados y más que tendremos

Mi artículo no trata de, “meter más miedos que los que cada cual tenga o tengamos”; pero conviene conocer la realidad y difundirla como tal. Hace ya mucho tiempo que leí que los humanos de entonces, ya teníamos en el cuerpo, trescientos o más, componentes químicos, más que nuestros padres o abuelos tenían cuando vivieron; todo ello nos lo han ido inoculando, con la medicina, la alimentación e incluso el agua que bebemos. Hace tiempo que pienso que el aumento tan enorme del temido cáncer y otras enfermedades, antes desconocidas, se debe a todo ello, si bien los investigadores no lo saben, o peor aún, es que no nos lo quieren decir.
¿Pero es que esto nos debe asustar o incluso aterrorizar? No, sencillamente por cuanto y por lo que sea, hoy (que digo yo) “vivimos dos vidas, o más”; puesto que cuando yo niño; “morían la mitad o más de los niños que nacían; los que sobrevivían, muchos no llegaban a los cuarenta años; y era a partir de esta edad, cuando todos empezaban a morir. A los cincuenta años ya habían muerto muchos, a los sesenta quedaban pocos vivos; y a los ochenta casi ninguno. Por otra parte, puede pasarnos a las generaciones que hoy vivimos y más a las venideras; lo que les ocurre ya a los insectos; los que como plaga, el hombre creyó eliminarlos con insecticidas y pesticidas. Y no lo ha conseguido; los insectos empezaron a morir, pero los que sobrevivieron, asimilaron todos los venenos que les echaron; y las nuevas generaciones ya nacieron y nacen, asimilados esos productos químicos, se muestran resistentes a ellos; y vuelven a proliferar. De ahí que hoy surjan nuevas plagas, de incluso chinches y piojos, que creíamos que habían desaparecido, al menos del denominado “mundo civilizado”; así es que deduzco que al ser humano y “como insecto mayor, si bien mucho más joven en el planeta que los insectos”; resistirá lo mismo que los “viejos habitantes”; si bien muchos de estos, “nuevo monos humanos”; sucumbirán por falta de defensas o de cuidos que aún podemos practicar.
No obstante y para mí es sorprendente recordarlo ahora mientras escribo; es por aquel “salvaje”, al que yo denominé como “El primer ecologista”; y el que en 1855 escribió una carta al entonces presidente norteamericano; diciéndole lo que aquellos “pieles rojas, salvajes”; entendían como era y debiera ser la Naturaleza y los dioses, o el Dios, que la había creado y para qué lo había hecho; vaticinando al “poderoso” presidente, lo que ocurriría con “la civilización” que les querían imponer; y que luego; ha sido impuesta en todo lo ancho y largo del planeta. Les copio unos párrafos de aquella carta y el que quiera leerla entera, que entre en mi Web y en “Trabajos Literarios”; busque el trabajo: “EL PRIMER ECOLOGISTA”; que lo lea, copie y difunda.
Dice así esa parte que les he copiado: “¿Cómo podéis comprar o vender el cielo? ¿El calor de la tierra? Esa idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua. ¿Cómo podrías comprárnoslos a nosotros? Lo decidiremos oportunamente. Habéis de saber que cada partícula de esta tierra es sagrada para este pueblo.
Cada hoja resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido son sagrados en la memoria y experiencia de mi pueblo. (y tras amplios razonamientos termina así) Pero aún en vuestra hora final os sentiréis iluminados por la idea de que Dios os trajo a estas tierras y os dio el dominio sobre ellas y sobre el hombre de piel roja con algún propósito especial. Tal destino es un misterio para nosotros porque no comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando los recónditos rincones de los bosques exhalen olor a muchos hombres y cuando la vista hacia las verdes colinas esté cerrada por un enjambre de alambres parlantes. ¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde está el águila? Desapareció. Así termina la vida y comienza el sobrevivir...".
LA REALIDAD ACTUAL: Sabemos ya mucho de ella, por cuanto la padecemos en general, pero lo alarmante es lo que recientemente ha publicado, la revista “XL SEMANAL, del 07-07-2019” y que bajo el titular; “LAS SUSTANCIAS TÓXICAS NOS RODEAN… MÁS DE LO QUE CREEMOS”; y en varias páginas con algunas fotografías (se puede buscar y ver en Internet), nos cuentan, lo que ya nos envuelve a todos, lo que ya nos contamina sin enterarnos siquiera; y las anomalías y deformaciones que ya han sufrido o sufren algunos terrícolas. También nos informan de la indiferencia, connivencia o impotencia de los que dicen gobernarnos, los que como vengo comentando hace mucho tiempo, no son los políticos; “simples monigotes muy bien pagados para que se dejen llevar”; y el resto, pues aguantar, mientras el planeta aguante; puesto que no sólo somos nosotros (“entiéndanlo”) es el propio planeta el que ya es indudable que morirá; y matado por una civilización, que a la vista está; “ni lo fue, ni mucho menos lo es”; y pese a cuanto nos digan o nos quieran decir, los que como pobres parásitos, viven de ella.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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