Partidos y sindicatos: vividores con el dinero público Sonrío socarronamente al leer la noticia que abajo reproduzco; puesto que como ya viejo y antes empresario, tuve que pertenecer a “los sindicatos verticales” que impuso el régimen de Franco; de cara

Partidos y sindicatos: vividores con el dinero público

Sonrío socarronamente al leer la noticia que abajo reproduzco; puesto que como ya viejo y antes empresario, tuve que pertenecer a “los sindicatos verticales” que impuso el régimen de Franco; de cara “a la apariencia internacional”; pero los que costeados “y manejados” por el régimen franquista, fueron simples “juguetes”, que de independencia y decisión “sectorial”, tuvieron lo que yo, de monje tibetano, o sea nada.

Vino lo que se dice “transición en España”, que al final ha sido lo que el famosísimo Lampedusa, le dio por poner en su novela “El gatopardo”; con lo que pasó a la historia y sin en vida, haber podido ver su obra publicada… “Cambiemos algo para que no cambie nada”. Y más o menos es lo que ocurre en España, e imagino que en “más de medio mundo”. Puesto que aquí, los tres “tinglados” (partidos, sindicatos obreros y empresariales) subsisten sobre la base de lo que les aporta, el dinero “del contribuyente español, ya explotado al máximo, para mantener parásitos de todo tipo y condición, que aquí; ya son más que plaga, pandemia”; y de ahí la ruina económica y social que padecemos y la que sigue. La noticia a que me refiero es la que sigue:

“Hacienda desvela que los partidos tienen la quinta parte de los afiliados que presumen: Sólo el 1,2% de los contribuyentes declara a la Agencia Tributaria estar militando en un partido político y el 9% paga alguna cuota en un sindicato. La afiliación continúa siendo una de las asignaturas pendientes de los partidos políticos y de los sindicatos. Aunque en los últimos años se ha registrado un leve goteo al alza propiciado por la inflación de elecciones así como por la irrupción de la izquierda en La Moncloa y por el interés del PSOE en restaurar la figura de las centrales sindicales de clase, España es uno de los países de la UE en que menos adeptos consiguen estas organizaciones y sobre todo que paguen sus cuotas. Según los datos de la Agencia Tributaria, obtenidos de las deducciones fiscales a que tienen derechos las personas que abonan sus cuotas, los partidos sólo tienen 248.852 afiliados -una quinta parte de los afiliados de los que presumen- mientras que el conjunto de las centrales sindicales alcanzan 1.900.364”.
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Por otra parte, el último “revolucionario que ha parido España” (Pablo Iglesias), tras haber logrado lo que pretendiera y partiendo de una modesta vivienda en un barrio de Madrid, se deja una lujosa mansión en destacado barrio de ricos, de la ciudad, y; “cortado su revolucionario montón de pelo como cola de caballo”, se marcha a Barcelona, donde “le pone piso”, el rico-riquísimo comunista, dueño de no sé cuántas emisoras de todo tipo, y cuyo nombre no quiero ni reproducir (vean mejor el extenso artículo que en su “Vozpópuli” del 05-08-2021, Jesús Cacho, dedica al tema: está en la dirección que arriba les dejo) y el que, “coloca en sus reinos”, a tan destacado, “lidercillo de tontos e idiotas que lo elevaron a tan suculento pedestal”; o sea de; “charlotada de las peores que se puedan dar en el ruedo ibérico, que no escarmienta, a pesar de la horrible historia que padece hace siglos”; precisamente por cuanto los perversos políticos que “los han arreado”, siempre lo han mantenido en la más miserable de las ignorancias habidas y por haber, dándole sólo, “pan y toros antes y ahora pan y fútbol y demás engendros perniciosos para la mente humana”.

Pero qué es lo que ocurre aquí (“y resto del mundo mundial”) pues sencillo, que a la política, acuden en mayoría, los que saben ya lo que es la misma, y saben que si triunfan en ella, su vida será mejor que si poseyeran, “una mina de oro, diamantes, o coltán”; ¿Qué para ello tienen que tragar todo lo tragable y prescindir de todos los escrúpulos habidos y por haber? Pues se acepta; puesto que, “en la vida civil hace mucho más frío y hay que tragar también mucho, y al final, “leches”.

Saben igualmente, que “la res pública” (las masas) necesitan pastores que las dirijan, mangoneen, apaleen y al final siguen aguantando; y que ellos y hagan lo que hagan, al final, vivirán opulentamente o como mínimo, mucho mejor “que las masas”; e incluso pueden pasar, a la hipócrita Historia del “mono humano”, como algo destacable en la misma; y esa es la vida que se ha anquilosado en este planeta.

No surgen verdaderos “líderes y que como maestros de masas”, las conduzcan a un progreso humano verdadero y eficaz, que vaya terminando, con tantas miserias como nos han hecho pasar, a los nacidos, hasta hoy mismo; y los que van a seguir padeciendo igual y destructiva enfermedad mundial. Por lo tanto, denominar, “líder” a cualquier dirigente del tipo que sea “y dirija lo que sea”, es de risa, por lo menos para mí, espero que para otros muchos también: Amén.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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