Pasado presente futuro y la nada En esas palabras con las que hoy titulo, “se encierra lo que somos el mono humano”; por mucho que meditemos, en la inmensidad de la creación somos “un nada” (Ver en mi Web “Reflexiones de un nada”); por tanto todos los

Pasado presente futuro y la nada

En esas palabras con las que hoy titulo, “se encierra lo que somos el mono humano”; por mucho que meditemos, en la inmensidad de la creación somos “un nada” (Ver en mi Web “Reflexiones de un nada”); por tanto todos los excesos en este insignificante planeta donde “nos enviaron a vivir”, son absurdos y las ambiciones de dinero y poder, mucho más; de ahí que aquellos sabios antes de Cristo, los griegos, ya lo sintetizaron en la frase contundente, que aconsejaba, “Nada en exceso”, para la que acompañaron, la de, “Conócete a ti mismo”; y que es imprescindible para llegar a ese estado, que si no es de felicidad (cosa que aquí no existe) sí que lo es de un conformismo suficiente, y al que no llegan nada más que los que reconocemos como sabios.
Por ello, que también nos dejaran, la enseñanza de saber vivir cada día en que vivimos: “No te preocupes del ayer, si ya pasó y no volverá. No te preocupes del mañana; ¿sabes si lo vas a vivir? Sólo preocúpate del hoy y que lo que tengas que hacer, hazlo bien, para que cuando esta noche vayas a dormir, que tu alma no te remuerda la conciencia y no te deje dormir; y espera tranquilo que amanezca el nuevo día y prosigue de igual forma, mientras vivas”. ¿El futuro, la trascendencia, la fama, el que puedan decir los que nos sucedan? Ríete de todo ello, puesto que a risa sincera y limpia, se llega, simplemente reconociendo, lo que sigue y que nos lo dice Marco Aurelio, que lo escribió hace ya casi dos milenios.
“Una vida corta, es la suerte del que celebra y del que es celebrado, del que recuerda y de quien es recordado. Además la vida se pasa en un rincón de este mundo, y que aún en este lugar reducido los hombres no se hallan nunca de acuerdo. ¿Qué digo? El hombre no está de acuerdo consigo mismo, y en el espacio, la tierra entera no es más que un punto. Cuídate bien de lo que tienes entre manos, de lo que piensas, de lo que haces y de lo que quieres dar a entender. No experimentas en vano estas inquietudes; tú quieres ser virtuoso, pero mañana mejor que hoy. Si realizo un acto, lo hago pensando en el bien de la humanidad; si me sucede algún accidente, lo acepto teniendo en cuenta que viene de los dioses y del origen de todas las cosas y de todos los acontecimientos. ¿Qué ves del baño que tomas? Grasa, sudor, agua sucia, cosas repugnantes. Pues lo mismo ves en cada una de las circunstancias de tu vida y en todo lo que está al alcance de tu vista. Lucila ha enterrado a Vero; más tarde, a Lucila le llega su turno; Segunda a Máximo, y enseguida a ella; Epiticán, a Diotimo, y luego Epiticán; Antonino a Faustina, y después él; Celer, a Adriano, y al poco tiempo Celer; y siempre lo mismo. En cuanto a esos hombres que tenían tanto talento, tan gran previsión o tanto orgullo, ¿dónde están? Aquellos genios sutiles, tales como Clarax, Demetrio el platónico, Eudémonos y tantos otros que han existido, ¿qué ha sido de ellos? Sólo han durado un día; todos han muerto ha mucho tiempo. Algunos no han dejado ni siquiera un recuerdo; de otros, sólo su nombre ha pasado a las leyendas, y la mayor parte, hasta de las leyendas, ha desaparecido. Acuérdate, pues, de esto; el compuesto insignificante de tu ser tiene que dispersarse y el débil principio de tu vida habrá de apagarse o emigrar y ocupar otro puesto en otro sitio”.
Marco Aurelio se ha referido “a unos pocos” seres de su tiempo, poderosos, de las familias imperiales; pero que hoy ni “nos suenan”; incluso aquellos que pudieron mantener un “ejército propio”; como Craso, al que finalmente lo apresan y le dan muerte, vertiéndole “oro derretido por su garganta”; como contrapartida a las ansias de dinero y poder de este “pobre desgraciado” (para mí lo fue) y tantos otros, que aún recoge la historia, pero que hoy, nos importan, “menos que un rábano”; y que todos desaparecerán, a lo largo de los siglos, como igualmente han desaparecido civilizaciones enteras; como ésta que hoy padecemos desaparecerá igualmente.
Pero Marco Aurelio, nos dá en este pequeño discurso, algo de una esperanza posible, con la frase… “tu vida habrá de apagarse o emigrar y ocupar otro puesto en otro sitio”. Lo que me dice que, era creyente en la reencarnación, cosa que muchos siglos antes, ya había preconizado el “Maestro de Maestros” (Pitágoras) al que seguro que Marco Aurelio, leyó y estudió; puesto que lo que denominamos “SABIDURÍA”; en realidad es un inmenso fondo de enseñanzas o conocimientos, que acumulado a través de los infinitos siglos, en que “el mono humano” y una selección de ellos, “letrados o iletrados” (Sócrates era iletrado), fueron acumulando, en este pobre mundo. Pero de esos infinitos seres, hemos recibido un legado precioso, y el que ineludiblemente tenemos que conocer al máximo; y difundir lo que podamos… “es la única siembra positiva que podemos hacer los monos humanos”. Amén.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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