El dinero, la belleza, el poder… la inteligencia Mis observaciones a lo largo de mi ya longeva vida, son los motivos de los afanes del “mono humano”; ¿Pero cuál de ellos le motiva más y le suele causar a muchos una envidia cerval? El dinero, sólo lo enti

El dinero, la belleza, el poder… la inteligencia

Mis observaciones a lo largo de mi ya longeva vida, son los motivos de los afanes del “mono humano”; ¿Pero cuál de ellos le motiva más y le suele causar a muchos una envidia cerval? El dinero, sólo lo entienden “los inteligentes”; y lo emplearán siempre que lo consigan, para vivir mejor (cierto) pero con la mesura e inteligencia propia de que es, “el peor material a administrar por el hombre”; puesto que sólo hay dos formas intrínsecas de hacerlo; “el dinero como medio y el dinero como fin”; la primera de ellas (la más escasa) es poner el dinero a tu servicio; y la segunda es pasar al servicio del dinero, lo que conlleva la ambición desmedida, que yo entiendo cómo, “la mayor desgracia para el ser humano”.

El poder; para valorarlo exhaustivamente, tenemos que saber, que ninguno de los grandes maestros o “cerebros”, que enseñaron a la humanidad, lo pretendieron y menos lo ejercieron nunca; sólo hay que citar a algunos de ellos (Cristo, Buda, Pitágoras, Confucio, Gandhi y sus discípulos, Martín Lutero y Nelson Mandela; y otros muchos que podríamos buscar, que lo que pretendieron es, “enseñar al mono humano”) Por tanto, el poder, sólo atrae a “los más viles de la especie”, que ya sabemos lo que hicieron y hacen con el poder; simplemente leyendo breves extractos de la marcha de las denominadas, “civilizaciones” que recoge la historia.

La belleza y el lucimiento “físico” en todas sus manifestaciones; en general, “todas las carreras se inician con las ansias de la fama”; puesto que la fama conllevará el dinero en cantidad y con ello; se cree conseguir “la imposible felicidad”; pero para llegar a ello, y en ambos sexos, algunos o muchos especímenes, “darán todo lo que hay que dar”, para llegar a ese pedestal, que como todos los de la fama, son más o menos efímeros; puesto que “la fama y para mantenerse”, tiene que crear nuevos ídolos y por tanto, tienen que suprimir a los ya “gastados”; que sucumbirán, “con las arrugas del tiempo y los recuerdos pasados, amén de los dolores y padecimientos, que muchos de los primeros en deportes, hubieran conseguido, que han de sufrirlos en la impotencia lógica y que a más de uno/una; llevan al suicidio”, puesto que no pueden soportar ni el olvido y la desaparición total (y antes de morir) de todos ellos; aunque a algunos, se les recuerde en esas tristes necrológicas, que recuerdan, “lo que eran o fueron”.

Pero a mi entender lo que más envidian los seres humanos, es “la inteligencia”, ese “algo especial”, con que la Creación, dota a una selección de individuos no muy numerosos; pero como ello es eso, “un don especial y no transferible”; el mezquino envidioso, jamás reconocerá esa inteligencia y mucho menos, si ella se muestra cercana a su entorno, puesto que siempre dirá… ¿y por qué ese/esa más que yo?

Veneno peor que “el mortal” y que no le dejará vivir el resto de su miserable vida; y es de “esos venenos”, como surgen las destrucciones de obras y sus creadores; es “la envidia en la peor de todas sus manifestaciones”; y me he acordado de ello, por la lejana destrucción de la escuela del Maestro Pitágoras, efectuada por (se dice) “un aspirante a discípulo”, que por no reunir las facultades que el Maestro exigía, fue rechazado su ingreso; y también, pensando en ese ya destrozado país, denominado aún Venezuela, por la destrucción del mismo y en especial, de su principal Universidad; así es que, “malos son los augurios del negro futuro que nos espera si no surgen de verdad, los hombres y mujeres que puedan, reencauzar, este ya degenerado mundo actual”.

NOTAS: El pitagorismo fue un movimiento filosófico-religioso de mediados del siglo VI a. C. fundado por Pitágoras de Samos, siendo ésta la razón por la cual sus seguidores recibían el nombre pitagóricos. Estos formaban la escuela pitagórica, secta conformada por astrólogos, músicos, matemáticos y filósofos, cuya creencia más destacada era que todas las cosas son, en esencia, números. Para los pitagóricos la muerte era una necesidad que convenía al devenir (naturaleza) de la vida universal, o como un incómodo bien ante las situaciones de extrema postración humana. Ante la pregunta, qué es lo que permanece y en donde, en Grecia y en Roma se concebía la muerte como el paso a una segunda existencia, y, por tanto, no como una extinción definitiva, sino como un cambio de estado que acontece a algo oculto e invencible. Vale resaltar que en Grecia había, por así decirlo, una religión olímpica, y una en donde se creía que después de la muerte había otra vida, en donde se encontraba la recompensa al sufrimiento de este mundo. Pitagóricos - Wikipedia, la enciclopedia libre Tras las luchas políticas de mediados del siglo VI a. C., la escuela pitagórica fundada en Crotona (Italia) fue destruida y la emigración de los pitagóricos y de sus doctrinas se realiza hacia la metrópoli, donde hacia esa época comenzaron a difundirse.

La Ciudad Universitaria de Caracas, campus principal de la Universidad Central de Venezuela (UCV), fue declarada Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 2000. Koichiro Matsuura, el entonces director general de la Unesco, resumió las razones de la decisión: “La Ciudad Universitaria es una obra maestra, un ejemplo de realización coherente de los ideales artísticos, arquitectónicos y urbanísticos de principios del siglo XX”. Dos décadas después, este paradigma de arte, urbanismo y arquitectura va camino de convertirse en una ruina, como si aquel extraordinario reconocimiento, hubiera sido una condena en vez de un premio a la excelencia. Partiendo de la declaración de la Unesco, las implicaciones de semejante decadencia, gestándose en uno de los más importantes símbolos espirituales e intelectuales de Venezuela, conciernen a toda la humanidad. Si la civilización es capaz de disfrutar y nutrirse contemplando sus mejores creaciones, también tiene el deber de protegerlas permitiendo que continúen ofreciendo sus eternas lecciones.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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El dinero, la belleza, el poder… la inteligencia Mis observaciones a lo largo de mi ya longeva vida, son los motivos de los afanes del “mono humano”; ¿Pero cuál de ellos le motiva más y le suele causar a muchos una envidia cerval? El dinero, sólo lo enti

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