ESCRITOS DE Y PARA EL ALMA 5

Como ya me voy cansando de escribir a mi manera y creo tener ya todos o casi todos “los campos pateados”; de vez en cuando copiaré muchos de los textos que tengo archivados, muchos de ellos desde hace mucho tiempo, y los lanzaré al espacio, para que algunos los aprovechen y los difundan como yo hago; quizá sea ya el momento de volver a mirar hacia atrás y volver a ver aquel sabio… “que iba recogiendo y comiendo las yerbas que el otro sabio, sin dejar de quejarse de su triste vida, había tirado momentos antes”. Sí; y como nunca podremos alcanzar al Sol, mejor sentémonos a admirar su belleza y lo que su fuerza crea en este pobre mundo, cuyos habitantes, aún no hemos aprendido lo que sólo ello significa en nuestra propia marcha en el Universo. Saludos cordiales y buen provecho:

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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Jaén: 03 de Febrero del 2017

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LEYES UNIVERSALES: Sebastián de Arauco

DISCUSIONES O DISPUTAS
La causa que más contribuye al desencanto y al enfriamiento en las relaciones humanas, son las discusiones o disputas que enardecen y excitan la emotividad.
Si queréis mantener siempre ese encanto, esa atracción mutua, esa admiración, ese deseo de acercamiento, que os llevó, a esa relación humana (del tipo que sea), es indispensable evitar la discusión en el comienzo de cualquier divergencia, por pequeña que esta sea. Tomar esa decisión es importantísimo, es en el comienzo cuando hay que atajar el mal, antes que tome cuerpo.
Las discusiones o disputas, son altamente perjudiciales en todo sentido; porque excitan la emotividad, y ésta incide en la mente que presiona magnéticamente sobre la facultad de la razón, ofuscándola. Y las personas muy emotivas, llegan a perder el control de sí mismas, con los consiguientes perjuicios. Pero, a más de eso, ese estado psíquico de descontrol produce una desarmonía psíquica y gran derroche de energías, y un gran desequilibrio en el sistema glandular o glándulas de secreción interna, como el hígado, páncreas, bazo y otras, alterando su funcionamiento, con el consiguiente perjuicio para la salud. Además afecta en alto grado al sistema nervioso, ya que el magnetismo generado en esos momentos de discusión, incide en las neuronas, con la consiguiente pérdida de energías nerviosas.
Como en las discusiones o disputas la mayoría no sabe controlarse, suelen salir palabras o frases, que lastiman la sensibilidad de las personas sensibles, porque las frases hirientes y palabras duras, hacen impacto en la facultad emocional del alma humana, que poco a poco va matando el afecto (incluso el amor) tan necesario para la vida en común y para un progreso espiritual, más importante aún, que "lo físico".
Cuando hay niños, esas escenas, así como las palabras y frases pronunciadas en esos momentos fuera de control, se graban intensamente en la psiquis de los niños e influirán mucho en su vida. Ante esta responsabilidad, meditad aquellos que sois padres.
Todas o casi todas las discusiones desagradables y enfados en las relaciones humanas, comienzan por pequeñeces de la vida diaria en común. Y es ahí, en el comienzo, donde hay que controlarse, no dando a las cosas más importancia de la que realmente tienen. Nunca habrá discusión si cada una de las partes está determinada a evitarla. Y la parte más inteligente, la más sensata, será la que sepa ceder en el comienzo, evitando con ello, males mayores.
¿Habéis visto el aspecto desagradable que ofrecen dos o más personas discutiendo cuando lo hacen acaloradamente? Penoso, ¿verdad? Pues, en ese espejo debemos mirarnos.

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NOTA IMPORTANTE: Si te es útil a ti, ésta reflexión, saca fotocopias y reparte, el mundo está muy necesitado de reflexión.