Ayúdame a vivir… Ayúdame a Morir Como nacido en 1938, hace tiempo que soy consciente de que mi “trayecto” en este planeta llega a su fin; soy ya bastante viejo y “dañado”, como para ser plenamente informado de que es la realidad de la vida humana en “

Ayúdame a vivir… Ayúdame a Morir

Como nacido en 1938, hace tiempo que soy consciente de que mi “trayecto” en este planeta llega a su fin; soy ya bastante viejo y “dañado”, como para ser plenamente informado de que es la realidad de la vida humana en “esta corteza”, donde y como todo en el Universo, “lo que nace tiene que morir”; no tengo miedo a la muerte sí a la forma de recibirla naturalmente; y como soy creyente pero no practicante de ninguna de las religiones, que conozco; sí que suelo hacer mis oraciones, que generalmente improviso acompañando al siempre “presente” Padrenuestro, que nos dejara recomendado aquel Galileo que la historia reconoce como Cristo; al que en muchas de sus enigmáticas sentencias me he referido y referiré siempre que lo crea oportuno y positivo; pues como profeta recomendó la oración pero no la profusión de la misma, y menos la parafernalia imperante, como así consta en su famoso, “Sermón del Monte”.

No soy ni fui fanático de nadie ni de nada; pero sí convencido de que pertenezco a un misterio creacional, que me permite pensar en que no soy, “una pieza para juego alguno”; y que esa Creación me creó para algo positivo, aún en mi consideración, de ser, “un nada”, pero dotado con, “un no menos misterioso aparato para pensar y deducir por mí mismo en los pros y contras de la miserable realidad de los miembros de mi especie y su actuación en conjunto, para amargarnos la propia existencia que nos fuese concedida, que no es precisamente algo grato o agradable para presumir de ella”; pero me sostienen grandes sentencias pronunciadas, una por el fundador del Cristianismo; “En verdad te digo que ni uno sólo de tus cabellos caerá sin permiso de Él”; lo que me dice que estaremos siempre “bajo un control que no permite la libertad que el mono humano se irroga, cuando realiza las barbaridades y atrocidades que viene realizando”; y que luego tendrá que reparar “en el tiempo y el espacio”, incluso teniendo que sufrir los tormentos y castigos a que obliga, “la reencarnación”.

Sentencia que de parecida forma, quince siglos después, uno de los destacados discípulos cristianos, va a decirnos de forma parecida… “Los hombres somos como marionetas, cuyos hilos mueve Dios” (Martín Lutero, fraile católico, autor de “La Reforma” y el Luteranismo). Lo que también significa un control para que “la bestia humana”, no se desmadre; y si lo hace, tirar de “los hilos”, para volverla al camino donde debiera estar. La Creación y el Creador, no tiene nunca prisa, y dispone de la eternidad del tiempo para fijar, lo que tenga decidido hacer con y sin nosotros; y esto como un gran misterio, ni podemos imaginarlo por incapacidad de medios.

¿Pero cómo pudo permitir, ese Creador, “tantas religiones, tantos enviados divinos, tantas guerras; o sangrientas guerras y latrocinios, basados en eso mismo?; “Un único Dios y una desconocida religión”, puesto que en eso sí que me manifiesto seguro, o sea, si hay, “Una Creación es porque hay un Ser que pudo hacerla; no puedo imaginarme, “una asamblea de dioses creando un solo e inmenso organismo como es el desconocido Universo”.

Religión y basado en las enseñanzas de los antiguos sabios antes de Cristo, significa “religar”; pero religar todas las buenas enseñanzas, surgidas del caletre del mono humano, para conformar con ese posible extracto, un camino lo más humano posible, para irse desarrollando la vida, “del mono” a lo largo de toda su existencia en el tiempo y el espacio; cosa imposible por cuanto cada religión pretende ser única, e incluso imponiendo el criminal hecho de, “cree o muere”.

Es por lo que en mi mucho discernir sobre este tema, yo deduje lo que sigue: LA FILOSOFÍA, LA RELIGIÓN LA POLÍTICA: No hagas a nadie nada que no quieras que a ti te hagan, sea un ser humano, un animal o una planta; incluso a la tierra que pisas y que fue la que te dio la vida; si así lo haces, notarás un estado de bienestar que ni te lo imaginas.

Por todo ello, procuremos seguir las buenas enseñanzas que nos hagan, “entendernos sin destruirnos unos a los otros” y vengan éstas de las fuentes que sean, puesto que Maestros no faltaron en el mundo y son innumerables; y aunque no lleguemos a la entelequia también atribuida a Cristo (“La verdad os hará libres”) por cuanto, “la verdad es otro gran misterio desconocido”; pero siguiendo esas enseñanzas arriba indicadas, pudiera ser que lográsemos una verdadera civilización digna de así denominarse y donde los miedos y terrores, serían infinitamente menos que los que atenazan hoy a la Humanidad; la que “sumida en una Pandemia que no controlan por cuanto no saben”; ésta y como tantas otras anteriores, “hará su selección y se llevará a otros planos a los que tenga que llevarse”. Y dónde al final iremos todos antes o después; y allí continuaremos nuestro continuo andar y aprender, puesto que ese es el sino del ser humano, según otros muchos sabios, entre ellos Cristo (“En verdad te digo que nadie que no naciera de nuevo, podrá entrar en el reino de mi Padre).

Por todo ello yo y sin miedo alguno, y con toda tranquilidad, pido ya a diario, lo que mi titular de hoy indica: “Ayúdame a vivir… Ayúdame a morir”. Amén.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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Ayúdame a vivir… Ayúdame a Morir Como nacido en 1938, hace tiempo que soy consciente de que mi “trayecto” en este planeta llega a su fin; soy ya bastante viejo y “dañado”, como para ser plenamente informado de que es la realidad de la vida humana en “

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Ayúdame a vivir… Ayúdame a Morir Como nacido en 1938, hace tiempo que soy consciente de que mi “trayecto” en este planeta llega a su fin; soy ya bastante viejo y “dañado”, como para ser plenamente informado de que es la realidad de la vida humana en “ :: Comentarios